Lula derrotó a Bolsonaro y será nuevamente presidente de Brasil

El candidato del PT superó por casi dos millones de votos a Bolsonaro. Fue el balotaje más reñido de la historia del país. 30 de octubre 2022

Lula da Silva ganó las elecciones a la presidencia de Brasil con el 99% escrutado. El gran líder de la izquierda brasileña obtuvo un 50,84% de los votos y derrotó por casi un punto y medio a Jair Bolsonaro, con un 49,16%. Fueron casi dos millones de votos de diferencia en este reñido balotaje. Más de 156 millones de personas estaban llamadas a acudir a las urnas para elegir entre dos modelos de país: el representado por el ultraderechista Bolsonaro, o uno moldeado desde la izquierda por Lula.

De esta manera, Bolsonaro se convirtió en el primer presidente brasileño en no lograr la reelección. Y el líder del Partido de los Trabajadores (PT), en tanto, tendrá su tercera etapa en el poder tras sus dos mandatos anteriores (2003-2010).

En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43%-48%), y este domingo peleó voto a voto el balotaje.

El líder ultraderechista lideró en la primera parte del conteo de este domingo, en la que llegó a tener una ventaja de 14 puntos. Fue superado por su rival con poco más del 67% del escrutinio, cuando comenzaron a ser contabilizados los votos de las pequeñas ciudades y de las regiones periféricas. De la misma forma, en la primera vuelta, Lula, señalado por los sondeos como el favorito a vencer este domingo, se mantuvo gran parte del escrutinio en el segundo lugar y recién pasó a liderar cuando el porcentaje de votos contabilizados superó el 70%.

El líder del PT venció la primera vuelta, el 2 de octubre pasado, con el 48,4% de los votos válidos, pero, como no obtuvo más de la mitad de los sufragios, tuvo que medirse este domingo en el balotaje con el actual jefe de Estado, que recibió el 45,2%.

La jornada electoral de este domingo estuvo marcada por las denuncias que hizo el PT, en las que apuntó a la Policía Caminera Federal, que depende del gobierno de Bolsonaro, por detener a quienes se dirigían en colectivos a los distintos colegios para emitir sus votos y, aunque no les bloqueron indefinidamente el paso, si generaron importantes retrasos en todo el país, especialmente en las zonas donde el ex mandatario es más popular.

Los integrantes de la campaña de Lula pidieron la detención del jefe de la Policía Caminera Federal, Silvinei Vasques ante el Tribunal Supremo Electoral, ya que el funcionario había desoído una ordenen de esa misma corte para cancelar todas las operaciones en las rutas. Sin embargo, el tribunal decidió hacía la tarde bajarle el tono a las denuncias de la oposición y dijo que los retrasos no afectaron a la votación de ninguna de las dos campaña.

En el Estado de San Pablo, motor económico del país, ganó la elección a gobenador el candidato de Bolsonaro, Tarcísio de Freitas. Con sus 46 millones de habitantes, San Pablo es el principal colegio electoral del país además del Estado más rico, por lo que su gobernador es una figura con enorme peso político.

Encuestas

La última encuesta del Instituto Datafolha publicada este sábado redujo la ventaja de Luiz Inácio Lula da Silva de seis a cuatro puntos, comparado con dos días atrás, con 52% de las intenciones de voto frente a 48% para el presidente.

En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43%-48%).

El mandatario ultraderechista se mostró confiado en su triunfo antes de votar en Rio de Janeiro: “Si Dios quiere, saldremos victoriosos esta tarde”. “La expectativa es de victoria”, dijo Bolsonaro, vestido con una camiseta amarilla de Brasil.

El mandatario acudió después al aeropuerto internacional de Rio para recibir a los jugadores del Flamengo, flamante campeón de la Copa Libertadores, con 40 millones de seguidores. Jugadores como Rodinei y Fabrício Bruno posaron junto al presidente levantando el trofeo.

Al emitir su voto en las afueras de Sao Paulo, Lula, vestido de blanco, se mostró convencido de que “el pueblo brasileño votará un proyecto en que la democracia vencerá” y deseó que “sea un día de paz” tras una campaña extremadamente tensa.

Una jornada sin filas

A diferencia de la primera vuelta cuando largas filas fueron el común denominador, este domingo la jornada ha transcurrido sin incansables esperas para acceder a las urnas.

La gente, sin embargo, fue precavida y prefirió llegar temprano y esperar por más de media hora a que abrieran las mesas que al igual que el pasado 2 de octubre quedaron habilitadas a las 8.00 hora local (11.00 GMT).

Hasta comienzos de la tarde, la situación era de calma en todo el país y a primera vista no se registraron peleas entre seguidores de ambos candidatos o acciones proselitistas que son prohibidas en esta fecha.

Polarización en casa

Pese a la crispación entre ambos campos, la profesora de danza Elisete Silveira, de 46 años, y su marido Alex, un militar de 50, han conseguido mantenerse en armonía. En Brasilia, salieron a votar unidos de la mano, él con la camiseta amarilla de la selección en apoyo a Bolsonaro y ella vestida de rojo para Lula.

“Acordamos no hablar sobre política en casa para preservar el amor”, explicó Elisete, que rió al recordar cómo hicieron campaña por redes sociales sentados en el sofá, cada uno por su candidato.

“Lo que yo quiero son más oportunidades para los negros. Aquí hay mucho prejuicio”, dijo por su parte en Sao Paulo Ana Nascimento, una mujer negra de 41 años que trabaja en hotelería y se abstuvo de revelar su voto.

Los colegios electorales cerrarán a las 17H00 (20H00 GMT) y los resultados se esperan pocas horas después.

Nacionalismo, religión, pobreza

Bolsonaro, un excapitán del ejército de 67 años, busca la reelección defendiendo los valores tradicionales y la reciente mejora de los datos económicos -ralentización de la inflación y caída del desempleo-, al tiempo que sigue insuflando un discurso nacionalista. “¡Brasil encima de todo, Dios encima de todos!”, reiteró en sus discursos de campaña.

Un mensaje especialmente apreciado por el agronegocio y la población evangélica, que representa un tercio del electorado.

El presidente ha lanzado mensajes contradictorios sobre si reconocerá los resultados en caso de derrota. El viernes aseguró que lo hará: “El que tenga más votos, gana”.

Por su parte, Lula, de 77 años, que gobernó Brasil de 2003 a 2010, promete “arreglar el país” impactado todavía por la crisis de la pandemia y sus 688.000 muertos.

En su campaña destacó sus logros socioeconómicos, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales financiadas con el ‘boom’ de las materias primas.

Cuenta con el apoyo de los más vulnerables y de quienes se resintieron de las políticas y exabruptos del ultraderechista, como los jóvenes, las mujeres y las minorías.

Desinformación e insultos

La campaña para el ballotajg fue todavía más abundante en desinformación, insultos y golpes bajos.

Lula asoció a Bolsonaro con la “pedofilia” y el “canibalismo”, mientras que el ultraderechista lo acusó de “borracho” y “traidor de la patria”.

El tono agresivo acentuó la polarización y el rechazo hacia ambos líderes.

“Una parte no despreciable votará (a Lula) por el rechazo a Bolsonaro. Lo mismo sucede del otro lado”, dijo a la AFP Lara Mesquita, profesora de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.

Aunque hay pocos indecisos, “en una disputa tan apretada pueden ser definitivos”, afirmó.

El próximo presidente de Brasil asumirá las riendas el 1 de enero.

Si gana Lula “será un gobierno débil”, dijo a la AFP Brian Winter, redactor en jefe de la publicación Americas Quarterly. “En Brasil resurgió un movimiento conservador muy fuerte” que se identifica con Bolsonaro.

Esto intensificará “la guerra de valores” en un eventual segundo mandato del presidente, que será una “época de la motosierra” para la Amazonía, donde la deforestación se disparó durante la gestión actual, agregó.

Fuente: La Capital.