EL 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, no es una celebración, se conmemora un hecho sangriento, donde 146 trabajadoras textiles fallecieron en un incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York, debido a las quemaduras, derrumbes e inhalación de humo. Los dueños de la fábrica cerraron las puertas para forzar a las trabajadoras a cumplir con la jornada diaria e impedir que se unieran a la huelga que se habría declarado en demanda de mejoras por las míseras condiciones laborales a las que eran sometidas. Todas esas vidas podrían haberse salvado si hubieran sido tratadas de manera igualitaria.
Este terrible hecho provocó que en todas partes del mundo se levantara gente para exigir un cambio, la obtención de justicia en la vida conyugal, en el trabajo y en el ámbito de los derechos civiles.
Los logros han sido el resultado del trabajo de mujeres que se han sacrificado por la causa. Sin embargo todavía no se ha alcanzado totalmente la igualdad de género. Queda mucho por trabajar y solo se conseguirá si hombres y mujeres de todo el mundo se comprometen con el progreso y la justicia, una lucha conjunta para el logro de los derechos que dignifiquen la vida de todos los seres que viven bajo el mismo cielo.